Explorar, Conservar y Contar: Turismo científico, de naturaleza y Fotografía al servicio de la conservación y las comunidades
- Rafael Serrano Esguerra
- hace 7 días
- 13 Min. de lectura
En un mundo que enfrenta múltiples crisis ambientales y sociales, el turismo ha comenzado a transformarse. Más allá del entretenimiento o la desconexión, nuevas formas de viajar han cobrado fuerza, permitiéndonos reconectar con la naturaleza y con los saberes que habitan los territorios. El turismo científico y el turismo de naturaleza emergen como alternativas conscientes que promueven el aprendizaje, la conservación y el respeto por la diversidad biológica y cultural. En este contexto, la fotografía —y, en general, el registro visual— se convierte en una herramienta poderosa: documenta, comunica y emociona. A través de una imagen podemos narrar procesos de conservación, visibilizar especies y paisajes amenazados, y despertar una sensibilidad que mueva a la acción.

Este texto reflexiona sobre la importancia del turismo científico y de conservación en Colombia, desde la experiencia de quienes caminan el territorio con la intención de conocerlo, protegerlo y contarlo.
Es el resultado de una serie de preguntas que surgieron durante la preparación para el conversatorio: “Viajes con Propósito: Descubriendo la Naturaleza a través de la Ciencia” realizado por el Museo de la Universidad de la Salle en marzo de 2025 y en el cual tuve la oportunidad de participar.

En el se abordarán conceptos como el turismo científico, el turismo de naturaleza y conservación, la importancia de la fotografía como herramienta de sensibilización, así como la relación de las comunidades y el turista en los procesos de desarrollo e inserción dentro de un turismo especializado.
¿Cómo definirían estos tipos de turismo y cuál creen que es su importancia para la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible?
El turismo científico es aquel que integra la investigación y el conocimiento en la experiencia de viaje, permitiendo la exploración de ecosistemas con un enfoque académico. El turismo de conservación, por su parte, busca minimizar impactos negativos y promover la preservación de la biodiversidad y las culturas locales. En Colombia, con su enorme diversidad biológica y cultural, estos tipos de turismo son clave para generar conciencia ambiental, impulsar la economía local de manera sostenible y contribuir a la protección de ecosistemas frágiles como el páramo, la selva amazónica y los arrecifes coralinos.
El turismo científico y el turismo de conservación son enfoques de viaje que buscan no solo minimizar el impacto ambiental, sino también generar conocimiento y contribuir activamente a la protección de los ecosistemas.
El turismo científico se basa en la investigación y la exploración con un propósito académico o educativo. En Colombia, esto incluye estudios sobre biodiversidad, monitoreo de especies emblemáticas como el oso andino (Tremarctos ornatus) y el análisis de ecosistemas estratégicos como los páramos, que son fundamentales para la regulación hídrica y el almacenamiento de carbono. Este es solo un ejemplo de los muchos que se vienen desarrollando en Colombia.
El turismo de conservación, por otro lado, tiene un enfoque más amplio, integrando a las comunidades locales y promoviendo experiencias de aprendizaje y conexión con la naturaleza, asegurando que las actividades turísticas contribuyan a la protección del entorno en lugar de degradarlo.
Estos tipos de turismo tienen un rol clave en la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible, ya que:
Fomentan la protección de hábitats críticos: Al generar ingresos a partir de la conservación y no de la explotación, se convierten en alternativas viables para comunidades que de otra manera podrían depender de actividades como la tala, la minería o la cacería.
Sensibilizan a los visitantes: La experiencia directa con la biodiversidad y los paisajes naturales ayuda a crear una mayor conciencia sobre la importancia de protegerlos.
Apoyan la ciencia y la educación: Al documentar especies y ecosistemas, el turismo científico y de conservación genera datos valiosos para la toma de decisiones en políticas ambientales.
Benefician a las comunidades locales: Cuando están bien gestionados, estos modelos de turismo generan empleo y fortalecen la identidad cultural, promoviendo una relación equilibrada entre las personas y su entorno.

En el caso de los páramos colombianos, donde nace gran parte del agua que abastece al país, y del oso andino, una especie clave para la salud del ecosistema, este tipo de turismo ayuda a reducir las amenazas directas, como la fragmentación del hábitat, y a promover la restauración de áreas degradadas.
Si se implementa con planificación y responsabilidad, el turismo científico y de conservación se convierte en una poderosa herramienta para garantizar el equilibrio entre el desarrollo humano y la protección de la biodiversidad.
¿Por qué hablar de turismo científico y de conservación en Colombia?
En un país megadiverso como Colombia, donde los paisajes, las culturas y la biodiversidad son profundamente variados, hablar de turismo científico y de conservación se convierte en una necesidad. No se trata únicamente de una tendencia en crecimiento, sino de una oportunidad para acercarnos de forma más consciente a los territorios, reconociendo su complejidad ecológica y social. Esta forma de turismo abre posibilidades para el diálogo entre el conocimiento científico, el saber local y las vivencias sensibles del entorno. Es también una invitación a replantear nuestra forma de viajar: no desde el consumo y la prisa, sino desde el respeto, la observación y el aprendizaje colectivo.

¿Qué lo hace relevante hoy?
En el contexto actual, marcado por la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, las tensiones por el uso del agua y los conflictos socioambientales, el turismo científico y de conservación cobra una relevancia urgente. Es una vía para generar conciencia, movilizar conocimientos y fortalecer procesos locales que trabajan por la protección de la vida. Frente al extractivismo, este turismo propone una experiencia transformadora, donde el contacto con la naturaleza y las comunidades nos interpela y nos hace parte de las soluciones.
¿Qué se vive en el campo?
Recorrer los territorios con investigadores, guías locales, guardaparques y líderes comunitarios permite comprender que la ciencia no está desligada de la emoción, el arte o la memoria. En el campo, la teoría se vuelve vivencia: los datos se conectan con las historias de quienes habitan los ecosistemas, y el paisaje se convierte en relato compartido. Se vive el esfuerzo que implica proteger un lugar, identificar una especie, resistir desde la cotidianidad. Y también se despierta la capacidad de asombro, esa que nos mueve a cuidar lo que entendemos y valoramos.
¿Cómo puede la ciencia contribuir a un turismo más sostenible y educativo?

La ciencia es una herramienta fundamental para el desarrollo de un turismo sostenible y educativo, ya que permite comprender mejor los ecosistemas, evaluar los impactos de la actividad humana y diseñar estrategias que minimicen el daño ambiental.
En Colombia, donde la biodiversidad es una de las mayores riquezas, el conocimiento científico es clave para garantizar que las prácticas turísticas contribuyan a la conservación en lugar de poner en riesgo los entornos naturales.
Algunas formas en las que la ciencia fortalece el turismo sostenible y educativo son:
Monitoreo y gestión de ecosistemas
La investigación científica permite evaluar el estado de conservación de áreas protegidas y ecosistemas frágiles como los páramos, los manglares y los bosques de niebla.
A través de estudios de impacto ambiental, se pueden establecer límites de carga turística para evitar la degradación de espacios naturales.
Desarrollo de prácticas de bajo impacto
La ciencia aporta conocimientos sobre el diseño de infraestructura ecológica, como senderos elevados que evitan la erosión o sistemas de tratamiento de residuos en áreas naturales.
También ayuda a definir protocolos para reducir la huella de carbono del turismo, como el uso de energías renovables en alojamientos y la optimización del transporte.
Educación y divulgación científica para turistas y comunidades locales
La ciencia ayuda a desarrollar experiencias de aprendizaje, como rutas interpretativas, observación de fauna con criterios responsables y talleres de sensibilización ambiental.
También fortalece la capacitación de guías locales, quienes pueden transmitir información basada en datos científicos para enriquecer la experiencia del visitante.
Conservación de la biodiversidad a través del turismo científico y participativo
El turismo científico permite la recopilación de datos a través de metodologías como la ciencia ciudadana, en la que los viajeros pueden contribuir al monitoreo de especies o calidad del agua.
También fomenta el turismo académico y de expedición, en el que investigadores y estudiantes realizan trabajo de campo con fines científicos, generando información clave para la toma de decisiones en conservación.
En el contexto de Colombia, donde los ecosistemas están bajo presiones como la deforestación y el cambio climático, la ciencia aplicada al turismo puede convertirse en una estrategia efectiva para equilibrar la conservación con el desarrollo económico local. Al integrar investigación, educación y buenas prácticas, se crea un modelo de turismo que no solo minimiza su impacto, sino que también aporta conocimiento y herramientas para la protección del patrimonio natural y cultural.
¿Cómo puede la fotografía transformar la conciencia ambiental y promover la protección de los ecosistemas?

La fotografía es una de las herramientas más poderosas para generar conciencia ambiental y fomentar la conservación de los ecosistemas. Al capturar la belleza y fragilidad de la naturaleza, las imágenes pueden inspirar emociones, contar historias impactantes y movilizar acciones concretas en favor del medio ambiente.
Algunas maneras en las que la fotografía contribuye a la protección de los ecosistemas son:
Generando empatía y conexión con la naturaleza
Una imagen bien lograda puede despertar la admiración por paisajes y especies que muchas personas nunca han visto en persona. Esto ayuda a crear una conexión emocional con la biodiversidad y motiva a las personas a querer protegerla.
En el caso de los ecosistemas frágiles como los páramos, la fotografía puede resaltar su importancia ecológica y su papel en la regulación hídrica, haciendo visibles aspectos que muchas veces pasan desapercibidos.
Denunciando problemáticas ambientales
La fotografía documental permite evidenciar problemáticas como la deforestación, la contaminación de ríos o el impacto del turismo irresponsable. Imágenes de estos problemas pueden ser herramientas poderosas para exigir cambios en políticas ambientales y en la gestión de los recursos naturales.
Fotografías comparativas en el tiempo también pueden mostrar los efectos del cambio climático o la degradación de un ecosistema, sensibilizando tanto a la población como a los tomadores de decisiones.
Promoviendo turismo sostenible y buenas prácticas
A través de la fotografía, se pueden difundir ejemplos de turismo responsable que respeten el entorno y las comunidades locales. Mostrar buenas prácticas inspira a otros viajeros a adoptar hábitos más sostenibles.
La fotografía puede ser un medio para destacar iniciativas de conservación, como proyectos de restauración de hábitats o protección de especies, dándoles visibilidad y apoyo.
Apoyando la educación y la divulgación científica
Imágenes de flora, fauna y paisajes naturales pueden complementar investigaciones científicas y ayudar a la identificación de especies en estudios de biodiversidad.
La fotografía también es clave en la educación ambiental, ya que facilita la comunicación de información científica a públicos más amplios, incluyendo comunidades locales y turistas.
En definitiva, la fotografía no solo documenta la realidad de los ecosistemas, sino que también tiene el poder de transformar la percepción de las personas sobre la naturaleza y motivarlas a actuar en su defensa.
El turismo científico y de conservación en Colombia es una herramienta clave para la protección, pero debe gestionarse de manera responsable para evitar impactos negativos. La fotografía juega un papel crucial en esta misión, permitiendo conectar a las personas con la naturaleza y promoviendo acciones de conservación.
¿Cómo se puede fomentar una relación positiva entre las comunidades y los turistas, asegurando beneficios mutuos?
El turismo sostenible no solo debe enfocarse en la conservación del medio ambiente, sino también en el respeto y fortalecimiento de las comunidades locales. Para que exista una relación positiva entre las comunidades y los turistas, es fundamental generar dinámicas de intercambio justo, aprendizaje mutuo y desarrollo económico equitativo.

Algunas estrategias clave para lograrlo incluyen:
1. Promover un turismo comunitario y participativo
Involucrar a las comunidades locales en el diseño y gestión de experiencias turísticas, garantizando que sean protagonistas y no solo espectadores.
Formar y capacitar a guías locales para que puedan compartir su conocimiento sobre el territorio, sus costumbres y la biodiversidad de manera auténtica y enriquecedora para los visitantes.
Desarrollar proyectos de turismo rural y ecoturismo que beneficien directamente a las comunidades, evitando la intermediación de grandes operadores externos que no generan impacto local.
2. Garantizar un intercambio cultural respetuoso y enriquecedor
Fomentar el diálogo intercultural en el que los turistas comprendan y respeten las costumbres, tradiciones y valores de las comunidades anfitrionas.
Crear espacios de aprendizaje donde los visitantes puedan participar en actividades tradicionales, como la gastronomía local, las artesanías o las prácticas agrícolas sostenibles.
3. Impulsar el consumo responsable y el comercio justo
Motivar a los turistas a consumir productos y servicios locales como artesanías, alimentos típicos y hospedajes comunitarios, asegurando que el dinero se quede en la comunidad.
Apoyar modelos de comercio justo donde los productores locales reciban una remuneración adecuada por su trabajo y sus productos.
4. Establecer códigos de conducta para los turistas
Educar a los viajeros sobre normas de respeto hacia la comunidad, como pedir permiso antes de tomar fotografías, vestirse apropiadamente según las costumbres del lugar y evitar comportamientos invasivos.
Sensibilizar sobre el impacto que puede tener la llegada masiva de turistas en la dinámica social y ambiental de la comunidad.
5. Promover la conservación ambiental como un esfuerzo conjunto
Crear programas de turismo en los que visitantes y comunidades trabajen juntos en proyectos de conservación, como la restauración de ecosistemas o el monitoreo de fauna.
Fomentar la ciencia ciudadana, en la que los turistas pueden contribuir a la recopilación de datos ambientales con el apoyo de las comunidades locales.

Cuando se logra una relación de respeto, aprendizaje y beneficio mutuo, el turismo se convierte en una herramienta para la conservación cultural y ambiental, permitiendo que las comunidades sean guardianas de su propio territorio y generen ingresos de manera sostenible.
¿Qué acciones se pueden tomar para garantizar la inclusión y equidad en este tipo de turismo?

El turismo sostenible y de conservación debe ser accesible para todas las personas, sin importar su origen, género, capacidades físicas o situación socioeconómica. Para garantizar la inclusión y equidad, es necesario implementar estrategias que aseguren que todas las personas puedan disfrutar y beneficiarse del turismo en igualdad de condiciones.
1. Garantizar la accesibilidad en los espacios turísticos
Diseñar rutas y senderos accesibles para personas con movilidad reducida, incluyendo señalización en braille, senderos con acceso para sillas de ruedas y servicios adaptados.
Capacitar a los guías en atención inclusiva, para que puedan ofrecer experiencias adaptadas a personas con discapacidad visual, auditiva o cognitiva.
2. Incluir a comunidades marginadas en la economía del turismo
Crear programas que fomenten la participación de comunidades indígenas, afrodescendientes y rurales en la oferta turística, respetando su autonomía y conocimientos tradicionales.
Desarrollar iniciativas de turismo con enfoque de género, asegurando que las mujeres tengan igualdad de oportunidades en el sector turístico, con acceso a formación y financiamiento.
3. Fomentar precios accesibles y experiencias educativas gratuitas
Generar opciones de turismo de bajo costo o gratuito para que estudiantes, investigadores y poblaciones vulnerables puedan acceder a experiencias de educación ambiental y conservación.
Desarrollar programas de becas o incentivos para que jóvenes y personas de comunidades rurales puedan capacitarse como guías turísticos o gestores ambientales.
4. Evitar la gentrificación y el desplazamiento de comunidades locales
Regular el turismo en ciertas áreas para evitar que el aumento de visitantes genere inflación en los costos de vida, afectando a las comunidades residentes.
Promover políticas de planificación territorial que equilibren el turismo con las necesidades de la población local.
5. Sensibilizar sobre la importancia de la equidad en el turismo
Realizar campañas educativas dirigidas a turistas y operadores para fomentar prácticas inclusivas y evitar discriminación.
Implementar criterios de equidad en certificaciones de turismo sostenible, garantizando que los proyectos turísticos cumplan con principios de justicia social.

El turismo inclusivo no solo beneficia a las personas que históricamente han sido excluidas del sector, sino que también enriquece la experiencia de todos los viajeros, al promover un intercambio más diverso, justo y respetuoso con la cultura y el medio ambiente.
Dentro de esta visión, es fundamental impulsar proyectos productivos para mujeres, ya que ellas juegan un papel clave en la preservación del patrimonio natural y cultural, pero a menudo enfrentan barreras para acceder a oportunidades económicas y educativas.
Por lo tanto es importante fortalecer los siguientes aspectos:
1. Fomentar proyectos productivos liderados por mujeres en el sector turístico
Impulsar iniciativas de emprendimiento turístico administradas por organizaciones de mujeres en comunidades rurales e indígenas. Estos proyectos pueden incluir gastronomía tradicional, artesanías, hospedajes rurales, ecoguianza, producción de plantas medicinales, entre otros.
Brindar acceso a financiamiento y microcréditos para que las mujeres puedan desarrollar sus propios negocios dentro del turismo sostenible.
2. Capacitación y fortalecimiento de habilidades para la autonomía económica
Desarrollar programas de formación para mujeres en liderazgo, gestión turística, educación ambiental y administración de negocios sostenibles.
Generar espacios de intercambio de conocimientos entre mujeres de diferentes comunidades, permitiendo que compartan experiencias y estrategias exitosas de emprendimiento en turismo de conservación.
Impulsar la participación de mujeres como guías de turismo ecológico y científicas ciudadanas, ampliando su rol en la interpretación del territorio y la divulgación de conocimientos sobre biodiversidad.
3. Promover redes de apoyo y comercialización justa
Crear alianzas entre organizaciones de mujeres, agencias de turismo y entidades gubernamentales para asegurar que los productos y servicios ofrecidos por mujeres tengan visibilidad en el mercado.
Desarrollar estrategias de comercialización justa y turismo solidario, donde los productos elaborados por mujeres sean vendidos directamente a los viajeros, eliminando intermediarios y asegurando ingresos justos.
Incluir certificaciones o sellos que reconozcan los emprendimientos turísticos liderados por mujeres como parte del turismo sostenible.
4. Políticas públicas y normativas para la equidad de género en el turismo
Promover normativas que garanticen la inclusión de mujeres en cargos de liderazgo dentro de proyectos de turismo sostenible.
Asegurar que las políticas de turismo sostenible incluyan presupuestos específicos para iniciativas productivas de mujeres, reconociendo su papel en la conservación y en el desarrollo local.
Establecer mecanismos de protección para prevenir la explotación laboral y la violencia de género en el sector turístico.
Recordemos: el turismo sostenible con enfoque de género no solo es un acto de justicia social, sino también una estrategia efectiva para fortalecer la conservación de los ecosistemas y el bienestar de las comunidades.
¿Cuáles son las principales recomendaciones para viajeros que desean explorar la naturaleza sin afectar su equilibrio?
Explorar la naturaleza de manera responsable es clave para proteger los ecosistemas y garantizar que las futuras generaciones puedan seguir disfrutándolos. Para minimizar el impacto ambiental durante los viajes, es fundamental seguir una serie de principios de turismo sostenible:
Planificar con responsabilidad
Elegir destinos y operadores turísticos que promuevan la conservación y el respeto por la naturaleza. Optar por alojamientos ecológicos y actividades certificadas en sostenibilidad.
Informarse sobre las regulaciones y restricciones de las áreas naturales que se visitarán, respetando normas de acceso, horarios y zonas protegidas.
Reducir la huella ecológica
Minimizar el uso de plásticos de un solo uso y llevar una botella reutilizable, bolsas ecológicas y utensilios sostenibles.
Reducir el consumo de agua y energía en alojamientos, apagar luces y equipos electrónicos cuando no se usen, y evitar el desperdicio de recursos.
Respetar la flora y fauna
No alimentar ni acercarse demasiado a los animales, ya que esto altera su comportamiento natural.
No recolectar plantas, semillas o cualquier elemento natural del entorno.
Evitar el uso de drones en zonas sensibles, ya que pueden causar estrés en la fauna silvestre.
Seguir el principio de “No dejar rastro”
Llevarse toda la basura y, si es posible, recoger desechos encontrados en el camino.
Usar productos biodegradables, como bloqueadores y repelentes que no contaminen fuentes de agua.
Mantenerse en los senderos señalizados para evitar la erosión y la degradación del hábitat.
Respetar a las comunidades locales
Ser conscientes de las tradiciones y normas de las comunidades que habitan en los destinos naturales.
Apoyar la economía local comprando productos artesanales y contratando guías de la zona.
Pedir permiso antes de fotografiar a personas y respetar su privacidad.
Participar activamente en la conservación
Unirse a iniciativas de voluntariado ambiental o turismo científico que contribuyan al monitoreo y restauración de ecosistemas.
Compartir información sobre turismo responsable para que más viajeros adopten buenas prácticas.
Adoptar estos principios permite que el turismo sea una herramienta para la conservación en lugar de una amenaza para la naturaleza. Viajar de manera consciente garantiza que los ecosistemas se mantengan saludables y accesibles para las futuras generaciones.
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